escuela conectada

¿Qué es una smart classroom?

La irrupción de las TIC en las aulas ha dado lugar al nacimiento de las smart classrooms. A pesar de lo que pudiera parecer por el término empleado, estas clases van más allá de la mera incorporación de dispositivos tecnológicos en el proceso de aprendizaje.

Para que un aula sea considerada una smart classroom, debe combinar tres elementos:

  • El diseño arquitectónico del aula, centrado en la ergonomía.
  • Las tecnologías que se integran en el espacio físico, de una manera fluida, y con plena conectividad.
  • Metodologías pedagógicas innovadoras, que sean capaces de hacer un uso eficaz tanto del espacio como de las tecnologías empleadas en el nuevo modelo de aula, como por ejemplo el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje autónomo, etc.

El objeto de combinar estas tres dimensiones es conseguir un espacio que provea tanto a los docentes como a los alumnos con las mejores condiciones para lograr un aprendizaje eficiente y satisfactorio.

De acuerdo con Bautista y Borges (2013), una smart classroom debe basarse en los siguientes principios: flexibilidad de la organización espacial, adaptabilidad, comodidad, multiplicidad, conectividad, personalización, orden y organización, apertura, seguridad.

Personalmente, resumiría estos principios en tres: flexibilidad, tanto de la organización espacial como de los usos que se dan al aula; conectividad, tanto dentro como fuera del aula, para permitir el aprendizaje colaborativo; y por último, apertura, pues las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías hacen que el aprendizaje distribuido sea una realidad.

¿Y qué más posibilidades nos abre esta nueva concepción del espacio escolar? Podemos ver algunas ideas en este vídeo:

¿Qué relación hay entre una smart classroom y una open classroom?

Para los que nunca hayáis oído hablar de las open classrooms, de manera breve podemos decir que hace referencia a un tipo de aula con una distribución diferente, en la que el mobiliario cede el espacio central en la clase a los alumnos, y queda subordinado a los distintos usos que de él se quieran hacer en función de las necesidades de aprendizaje de cada momento.

Debe por tanto ser flexible y adaptable. En este tipo de aulas, el concepto de comunidad de aprendizaje cobra fuerza, pues lo que se busca es una mayor implicación de los alumnos y una mejor relación entre ellos, fomentando un aprendizaje colaborativo y personalizado. Este tipo de aulas se vienen poniendo en práctica desde los años sesenta del siglo pasado. En este vídeo podéis ver la experiencia de una open classroom de Salt Lake City:

Una smart classroom, por tanto, sería la versión del siglo XXI de ese concepto, pues los planteamientos arquitectónicos y pedagógicos (dos de las tres dimensiones de las smart classrooms) serían prácticamente idénticos, pero incluyendo a mayores la participación de la tecnología. Aunque a priori esto pueda parecer poca cosa, el horizonte que la tecnología abre en este tipo de propuestas es enormemente amplio, ya que permite abrir el aula a todo tipo de conocimientos, y extender el aprendizaje colaborativo más allá de los límites físicos del aula.

¿Qué pensáis de esta nueva concepción de las aulas? ¿Os parece factible su aplicación de manera generalizada? Os esperamos en los comentarios.

Imagen destacada realizada por EdInTech a partir de una imagen de Freepick.

 

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